Por Melissa Campo Solano, Coordinadora de Voluntario Corporativo de TRASO.
Buenos días… Buenos días, doy la vuelta y pregunto a quienes están conmigo, ¿será que aquí sí vive alguien? Desde adentro de una casa en ruinas con fachada desgastada y ambiente triste sale un hombre y me dice “aunque no lo crea aquí sí vive alguien”, de inmediato sentí un nudo en mi estómago y mi garganta se resecó, tenía emociones confusas, sentía vergüenza por haber hecho tal pregunta, sentí tristeza al ver las condiciones tan lamentables de vivienda en las que él y su familia estaban, pero a la vez sentía una emoción y gratitud por tener el privilegio de llegar a ese lugar oscuro a llevar un poco de esperanza y algo de comida que saciara el hambre.
Esa casa de la que hablo está en mi hermosa Cartagena, una ciudad de múltiples contrastes, un lugar llamado mágico por el resto del mundo, aquel corralito de piedra como todos lo llaman, es con el temido COVID-19, una de las ciudades con mayores contagios, y en el país una de las que tiene mayor porcentaje de pobreza extrema.
De acuerdo con un análisis del Banco de la República en 2019, “dentro de los principales resultados se comprobó una focalización espacial de la pobreza en sectores específicos de la ciudad, tales como las laderas del Cerro de la Popa y los barrios aledaños a la Ciénaga de la Virgen. En estas zonas de la ciudad se concentra no sólo la población más pobre sino la de menores logros educativos”.
Cartagena no solo tiene pobreza en términos económicos sino en la línea educativa. Pero, ¿qué tanto se puede hacer en medio de una pandemia mundial en una ciudad en la que se habla de alta pobreza y bajos niveles educativos? Me preguntaba cuál era la respuesta, pero antes de tenerla, sabía que era mucho lo que podíamos hacer, y también tenía claro que necesitábamos de un trabajo colaborativo de forma colectiva.
Hoy muchos nos preguntamos ¿qué necesitamos para que Cartagena sea mejor? Desde mi punto de vista aquí necesitamos personas comunes con un anhelo insaciable de servir y con talentos extraordinarios, ¡SÍ! en Cartagena necesitamos voluntarios, gente que ame a la gente sin importar lo que alrededor suceda; este es el “trabajo del momento” y lo mejor de todo es que cualquiera puede tenerlo, no existe mejor carta de recomendación, no hay mayor recompensa que una sonrisa de agradecimiento y un Dios te bendiga de alguien que está sufriendo más fuerte esta crisis.