Toda una vida trabajando por las comunidades

El gusto por el trabajo comunitario marcó su camino. Desde muy niño, asegura, le gustaba estar en la calle, conociendo gente, haciendo amigos. Miguel Caballero Villareal es economista de profesión y ha combinado su pasión por los números con el trabajo por las comunidades. 

A la Fundación Mamonal llegó hace 24 años, en un momento en el que la organización buscaba tener su propios educadores comunitarios. “Desde siempre me gustó lo que tenía que ver con la participación ciudadana, había trabajado en Getsemaní en varios proyectos de recuperación del barrio, y había sido voluntario de las Naciones Unidas, también había sido edil. Me enteré de que en la Fundación Mamonal iban a seleccionar un personal para el trabajo con comunidades y me postulé junto a otras casi 40 personas. En ese proceso de selección quedamos tres personas, no fue un proceso convencional pues de una nos mandaron a la comunidad para hacer pruebas de campo, a ver cómo nos comportábamos”, relata Miguel Caballero, quien recuerda que la primera reunión comunitaria a la que asistió fue en Pasacaballos, en una noche sin luz. 

“Fue una reunión difícil, había tensión en la comunidad pero todo salió bien”, agrega Caballero, quien junto a otras dos personas fue seleccionado para el cargo de educador comunitario y desde ese momento ha seguido haciendo parte de la Fundación Mamonal. Hoy es quien lidera el área de Gestión con Comunidades, desde donde ha sumado importantes logros para la organización. 

“Para las empresas afiliadas era muy importante tener un buen relacionamiento con sus comunidades vecinas. Trabajábamos de día y de noche, las reuniones comunitarias eran a la hora que la comunidad pudiera, conocíamos a las familias, conocíamos sus problemáticas. Todo ese trabajo de años nos dejó unos amigos eternos, hemos mantenido el relacionamiento que nos permite acercarnos a la gente”, dice Miguel, para quien una de las principales enseñanzas ha sido aprender a aprender, entender que todas las personas tienen valores y potencialidades. “Hay que sentir un respeto profundo por la dignidad del otro, no hacer por él lo que él puede hacer por sí mismo, esto es una negociación de saberes”, agrega.

Los retos

Para Miguel Caballero el éxito en el trabajo comunitario radica en “tener empatía y carisma, entender al otro, tener una formación continua y abierta, estar al tanto de la realidad, tener capacidad de relacionamiento y no generar acciones que rompan el entorno cultural de las personas”. 

“La ciudad está cambiando, el reto más grande que tenemos en este momento es la implementación de las escuelas de liderazgo pues la educación va por diferentes líneas, la que se da dentro del aula y la que se da fuera de ella, en ese sentido también debemos desarrollar actividades complementarias ya no solo desde el ámbito escolar sino también desde el comunitario, actividades donde fomentemos y estimulemos el deporte y la cultura en las comunidades”, puntualiza.

Más de Miguel Caballero

Nació en Getsemaní, en la calle Las tortugas, de ahí pasó a vivir a San Diego. Tiene 53 años. Desde pequeño jugó fútbol y fue fanático de las mascotas. Se define como un aventurero, al que siempre le ha gustado tener amigos. Ha practicado defensa personal, karate y realizó entrenamientos con la policía cívica. Ha hecho parte de diferentes organizaciones comunitarias, fue inspector cívico de las playas de Bocagrande. 

Aunque pasó en la facultad de Medicina, se decidió por la Economía. Se graduó con tesis meritoria en la Universidad de Cartagena, con el trabajo ‘Economía campesina en el sur de Bolívar’. 

Fue fundador del Cabildo de Getsemaní, edil en 3 ocasiones por la Localidad 1, hace parte del Consejo territorial de Planeación desde el 2014, y desde hace 4 años es el presidente del Consejo Local de Planeación.

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