La olla está montada. El menú de hoy es lentejas, arroz blanco, carne molida y ensalada. Aún falta una hora para que sean las 12 pero ya en casa de Carmen Alicia huele a almuerzo, en Puerta de Hierro se riega la voz, ya pueden ir llegando uno a uno los 50 adultos mayores que tienen asegurada su comida en esta Olla comunitaria.
Llegan los comensales, cada uno con su portacomida. Todos se aseguraron de marcarlo o que tenga algún “distintivo” para que al momento de recibir la comida no se les enrede su recipiente. “A veces esta es la única comida que tengo asegurada en el día, esto es una bendición, ¿a quién hay que darle las gracias”, dice una de las señoras que espera su turno. Junto a ella todos asienten. Carmen también lo hace desde la distancia. “Hace 16 años, cuando llegué a la población, había pocas ayudas, y como no estaba el grupo de adultos mayores organizado, les tocaba ir a otro barrio a participar en Centros de Vida y ahí conseguían algo de comida. Este espacio, estas ayudas, son una bendición. Por estos momentos es que vale la pena servir a los demás”, dice antes de disponerse a entrar nuevamente en la cocina.
Ella es una de las líderes voluntarias que hizo posible que en un año se sirvieran en Cartagena 32.700 platos de comida a 255 niños y niñas, y 200 adultos mayores. Para el 2022, la meta del Banco de Alimentos y de la Arquidiócesis de Cartagena, de la mano de Colectivo Traso, es expandir esta iniciativa a más barrios, alimentar a más cartageneros, por esta razón se ha emprendido la campaña Territorio para todos “contra el hambre”, en la que se espera poder reunir los recursos suficientes para abrir tres nuevas ollas comunitarias.
“Una Olla comunitaria es la oportunidad de acceso a un derecho fundamental como lo es la alimentación, significa un paso de integración alrededor de la mesa, un espacio para conocernos, para socializar y compartir otras iniciativas de nivel comunitario precisamente alrededor del espacio que nos congrega; significa reducir la preocupación de muchas madres cabeza de hogar que a veces no tienen cómo proveer de alimentos a sus hijos, significa optimizar los productos de forma tal que desde el Banco de Alimentos alrededor de la Olla se nos permite que más personas puedan acceder al derecho de la alimentación haciendo una inversión más moderada de recursos”, indicó el padre Elkin Mauricio Acevedo Carrasquilla, director de la Pastoral Social.
Y es que según explica, es precisamente como una solución en medio de tanta hambre en el contexto en que se gesta este programa.
“Somos la segunda ciudad más desigual de este país, porque Cartagena agrupa alrededor de sus barrios populares enormes cordones de miseria y porque nuestras comunidades padecen del síndrome del hambre y la desnutrición a todos los niveles, se requieren entonces estas Ollas porque por ejemplo los niños que van al colegio a través del PAE tienen algún sustento alimenticio dentro de las instituciones educativas, pero qué pasa con los niños que están desescolarizados y con los adultos mayores que no tienen acceso a esta oportunidad de servicio, precisamente a ese público están dirigidas las Ollas comunitarias, y porque precisamente construir una muralla contra el hambre sigue siendo un desafío para nuestra ciudad”.
Justamente con esa premisa, la de crear una gran muralla contra el hambre, es con la que sueña el padre Elkin, hacia donde proyecta la labor de las Ollas comunitarias. “Cartagena tiene una muralla que tenía precisamente esa función protectora a nivel histórico, queremos que las Ollas comunitarias sean un programa bandera, sean la muralla contra el hambre, que sean un espacio de equidad para todas las personas que no tienen acceso a ese derecho fundamental, y queremos que, en cada barrio, en cada comunidad vulnerable, pueda existir una experiencia de Ollas comunitarias que pueda garantizar el acceso al alimento a quienes no disponen de él”.
La invitación a unirse a este movimiento para construir esta gran muralla contra el hambre, se resume para el padre Elkin en una frase sencilla pero contundente: “Que cada uno aporte desde sus posibilidades, y que cada quien reciba según sus necesidades”.