Liderazgo social transcendente

Por Liliana Puello López, Coordinadora de Educación de TRASO.

Estamos viviendo una nueva realidad. La pandemia nos ha llevado obligatoriamente a analizar la manera de hacer las cosas y los impactos que generan nuestras acciones. Frente a los nuevos retos que se nos avecinan es importante que, como actores y gestores de cambios en la educación, iniciemos un proceso de reflexión que nos permita brindar un liderazgo efectivo y transcendente. En este sentido, es momento que meditemos como directivos docentes, profesores, entidades estatales, fundaciones y organizaciones sociales sobre la clase de liderazgo que estamos ejerciendo y de qué forma el trabajo al que nos dedicamos puede favorecer el desarrollo y avance de la sociedad.

Esta nueva realidad nos invita a cambiar la forma en como veníamos ejerciendo nuestras acciones, principalmente porque las necesidades de las personas a quien queremos impactar han cambiado, ya no son las mismas. De esta manera, se requiere una serie de competencias que permita ejercer un liderazgo social transcendente. Es decir, ir más allá de la implementación de un proyecto o iniciativa y ver que las acciones atienden a resultados externos a las organizaciones, que movilizan voluntades basadas en valores y principios.

La primera competencia a tener en cuenta para ir transformándonos como líderes a las necesidades actuales es, la empatía, que implica ponerse en los zapatos de los beneficiarios, permitiendo incluir esa mirada desde la planeación, ejecución y seguimiento de los proyectos. La empatía requiere una escucha activa, enfocada no en responder sino en entender lo que el otro quiere decir. Esto implica ser capaz de separarse de las ideas personales para tratar de comprender desde la experiencia ajena, las circunstancias del otro y abrirse a los requerimientos y formas de aquellos que queremos impactar. La empatía no es aceptar como única verdad las necesidades de los beneficiarios, pero sí implica validar sus ideas y entender el porqué de esas necesidades y propuestas.

Los seres humanos hemos evolucionado para darle un sentido y propósito a la vida (Cacciopo, Jhon T; Lonelliss, Lonelliss).  Bajo esa premisa, una segunda capacidad imprescindible para poder lograr un liderazgo trascendente es, identificar el propósito para que la implementación de las iniciativas tenga valor y genere los impactos esperados, en donde lo que hacemos debe tener sentido para los participantes, pero también para quien ejecuta. 

El propósito va más allá de las necesidades, es aquello que genera pasión y enciende el corazón al ver los resultados. Convertir nuestro trabajo en un propósito, genera la fuerza y el impulso para alcanzar los objetivos.

Cabe resaltar que tener propósito no es posible, si no hay pasión. La pasión es esa tercera competencia que se requiere para hacer posible un liderazgo social trascendente, que se manifiesta en forma de entusiasmo, compromiso, disciplina y determinación. La pasión nos hace ser parte de la solución y no del problema, nos hace ver posible lo imposible. Para un líder con pasión, la motivación nace de adentro, no requiere movilización externa. Para quien siente pasión, la mejor manera de crear una visión es viviéndola, no se queda en simples sueños o anhelos. La pasión aumenta la capacidad de impactar a los demás, te hace una persona más entusiasta, comprometida y aguerrida.

La última capacidad, y por esto no la menos importante, es la perseverancia. Creer que siempre podemos dar más, que todo puede ser mejor y que todo es posible, nos hace valorar cada paso, cada logro, cada error y cada aprendizaje. Perseverar sí, pero con esperanza, no olvidando que detrás de cada actividad, evento, formación o reunión, hay alguien que seguramente está desarrollando un cambio positivo en su vida.

Es muy cierto que todos no contamos con todas las competencias y capacidades que se requieren para ejercer liderazgo social trascendente , al fin y al cabo, somos seres en constante crecimiento, sin embargo, es indispensable que identifiquemos cuales son nuestras fortalezas y sumarlas a las fortalezas de los otros miembros del equipo y lograr la diferencia en medio de esta realidad que estamos afrontando, tal como dice Steven Covey: “las fortalezas están en nuestras diferencias y no en nuestras similitudes”.

Recuerden, es importante que siempre tengamos en cuenta la gran distancia que existe entre implementar actividades y generar grandes transformaciones a través de los programas. Es por eso que, para Traso Colectivo de Transformación Social es muy importante contar con líderes empáticos, con propósito y pasión, que su labor vaya más allá de asegurar resultados e indicadores, sino que busquen impactar con esperanza el corazón de todos aquellos que participan de cada una de las iniciativas y proyectos sociales.

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