“Las únicas dos palabras que nos dejan sin opciones son ‘no puedo’”: Yanelis, becada Boomerang

Yanelis Orozco, becada Boomerang 2007.

Foto: Archivo Traso 

En el año 2007, Yanelis Orozco estuvo en todas las ferias universitarias que se organizaron en la ciudad. Nunca dejó de buscar esa oportunidad para ser la primera persona, la primera mujer en su familia en salir del colegio y abrir las puertas de la educación superior. “Ya todo parecía estar perdido, ya había usado todos mis cartuchos, aunque tenía buenos resultados académicos no había logrado tener una beca para seguir estudiando, que era lo que quería”.

Pero a pesar de que ya no parecía tener más opciones, una luz de esperanza apareció a través de una profe, “entonces conocí la beca Boomerang, en ese momento de Fundación Mamonal; vi las carreras y no conocía ninguna, pero mi profe me dijo que eligiera una y tomara la oportunidad, que participara, y así lo hice. Estudié Control de Calidad, que fue el punto de partida para mi carrera profesional y laboral”, cuenta.

El camino no fue fácil. No fue tan simple como: “Aquí está la beca, toma”, cada segundo fue luchado y ganado a pulso. “Recuerdo tanto que había llegado al último ciclo y no tenía dinero para ir al sitio donde nos citaron, y yo que vivía en La Boquilla, ni para irme a pie. Recuerdo que ese día lloré muchísimo, yo repetía “por eso es que uno no puede salir adelante”, porque “todo se mueve es con plata”, y me frustré mucho. Pero mi abuelita paterna tenía un menudito guardado y me dio para un transporte, y luego mi abuelito materno al verme llorando tanto me dio para el otro, y fui, y me gané la beca”.

Lo que puede ser un paso simple, lógico y esperado, para Yanelis era marcar el inicio de toda una revolución. “Crecí viendo cómo se cumplía siempre la misma cadena: terminaban el colegio, buscabas trabajo, llegaba el primer hijo, y así seguía el ciclo de sus hijos, y de los hijos de sus hijos. Entonces llegaba yo, viviendo en una casa que se nos caía a pedazos, pensando en que nos iba a tocar buscar más plata porque iba a tocar pagar alquiler, pero yo enfocada en mi meta, yo me dije que no repetiría esa cadena, y la rompí”.

Yanelis rompió esa cadena no solo para ella, lo hizo para sus cuatro hermanas. Ella fue la primera de 5 mujeres que dieron un paso fuera del ciclo que siempre habían visto como cotidiano. Y entonces ya no serían solo bachilleres, ahora serían profesionales, ayudándose unas a otras, teniendo claro que ese es el real camino para el cambio, para mejorar su calidad de vida: la educación.

“A todo el que esté sentado diciendo “no puedo”, “no tengo cómo”, mi consejo es que se levanten y cambien esas palabras. Sí puedes, ¿va a ser fácil? Para nada, pero se puede lograr. Se trata de disciplina, constancia y de tener siempre fija la mirada en la meta”.

Rompiendo el techo de cristal

La lucha de Yanelis no es un hecho aislado. Millones de mujeres en el mundo luchan por lograr la igualdad entre los géneros, pero sobre todo por empoderar a todas las mujeres y niñas, que es el quinto Objetivo de Desarrollo Sostenible. A esos obstáculos que se encuentran, a ese hilo invisible que retiene el progreso o crecimiento de una mujer, se le conoce como ‘techo de cristal’, un término acuñado hace más de 40 años por la consultora norteamericana Marilyn Loden, que se refiere a esas “normas no escritas basadas en los sesgos de género que forman parte de la principal barrera a la que las mujeres se enfrentan para triunfar en sus profesiones”, el objetivo: romper ese techo de cristal, como lo hizo Yanelis.

“Lograr la igualdad de género de aquí a 2030 requiere adoptar medidas urgentes para eliminar las causas profundas de la discriminación que sigue restringiendo los derechos de las mujeres, tanto en la esfera pública como privada. Entre otras cosas, es necesario modificar las leyes discriminatorias y adoptar otras que promuevan activamente la igualdad”, indica ONU Mujeres.

Uno de los grandes retos para ONU Mujeres es transformar algunas cifras claves. “Pese a los avances registrados, en algunas regiones, hasta el 48,1 por ciento de las niñas están sin escolarizar. La brecha de género en las tasas medias de matriculación en la enseñanza primaria y secundaria está prácticamente subsanada. Sin embargo, en la actualidad hay 15 millones de niñas que no asisten a la escuela primaria, frente a 10 millones de niños. En la adolescencia, un mayor número de niñas suele abandonar la escuela secundaria debido, entre otras razones, a embarazos precoces y a que se espera de ellas que participen en el trabajo doméstico”.

Desde Colectivo Traso se suman esfuerzos para que más niñas y mujeres accedan a la educación superior y se formen en ciencia, tecnología e innovación. Trabajo que quedó evidenciado en el último grupo de jóvenes seleccionados como becados Boomerang, en el que el 75% son mujeres, especialmente de Pasacaballos, Puerta de Hierro, Arroyo de Piedra, Tierra Bomba, Turbaco y Turbana.

 

Ir al contenido