A sus 20 años, Luis Eduardo Julio Álvarez ha sorteado diferentes situaciones que le han enseñado a valorar y disfrutar cada instante. Cuando tenía 4 años de edad, su madre murió de cáncer, y a sus 10 años, luego de varios meses de lucha y batalla, su padre también fallece de esta enfermedad. Su hermana mayor, Yolimar, de 15 años en ese entonces, se encargó de él y de su otro hermano.
“Superación, esa es la palabra que nos define como familia. Admiro a mis hermanos, no cualquier hogar sale adelante sin la presencia y el apoyo de los padres. Mi mamá y mi papá fallecieron y no se nos vino el mundo encima, hemos guerreado, siempre esperanzados en que todo mejorará”, cuenta Luis, quien con cada palabra expresa tenacidad y optimismo.
Luis es amante del baloncesto. Su gran sueño era ser un gran jugador de este deporte, pues con sus 1.90 mt de estatura muchos le auguraban futuro en esta disciplina. A sus 18 años, comenzó a estudiar en la universidad, y de inmediato se integró al equipo de baloncesto de su facultad, con el que participó en diferentes juegos interuniversitarios. El deporte y los estudios se convirtieron en su gran motivación.
Sin embargo, su vida no solo se vería marcada por la temprana muerte de sus padres, sino por una trágica casualidad que le arrebató la movilidad de sus piernas. El 5 de marzo de 2018, por poco acaban sus sueños, pues Luis relata que en medio de un acto de sicariato en Pasacaballos, una bala perdida impactó su espalda, mientras él corría junto a sus amigos huyendo del peligro. La bala salió de su cuerpo, pero produjo fuertes lesiones en la médula espinal. Un golpe duro para su vida que demostró de lo que está hecho este joven.
“¿Cómo voy a seguir estudiando? ¿Cómo me movilizaré para ir a la universidad?”, eran las preguntas qué se hacía Luis, cuando tras varios chequeos médicos se alejaba cada vez más la posibilidad de volver a caminar. “No reaccioné con paranoia, ni agresividad, ni frustración, sí me angustié un poco y me entristecí, es normal, pero no sentí ganas de morir, ni desfallecer. ¡Quería vivir! Tenía mucha fuerza para continuar y seguir luchando por mis sueños, por los de mis hermanos, sin importar las limitaciones y obstáculos”, cuenta Luis.
Una oportunidad que cambió su vida
Seguir con sus estudios universitarios era algo cada vez más incierto para él, pues los gastos aumentaban y a sus hermanos les quedaba muy difícil seguir apoyándolo. Fue ahí cuando el programa Boomerang de TRASO Colectivo de Transformación Social llegó para cambiar su vida. Gracias a este programa Luis Eduardo adelanta su tercer semestre en tecnología de Gestión Logística en la Fundación Universitaria Tecnológico Comfenalco, institución aliada de este programa.
La beca de estudios a la que accedió Luis fue posible gracias a los aportes que hacen empleados de Ecopetrol al Fondo Unido de TRASO Colectivo de Transformación Social.
Una oportunidad de educación que aumentó la esperanza en Luis. En el momento en el que otra vez, las adversidades querían arrebatarle las ganas de salir adelante, llegó a su vida el programa Boomerang. “Quiero terminar mi carrera y ser un gran profesional. Estoy orgulloso de mis hermanos por lo que han hecho hasta hoy, y de mí por lo que he logrado, por ganarme esta oportunidad. Mis padres, si hoy estuvieran conmigo, también estuviesen muy orgullosos”, dice sin dudarlo, Luis Eduardo Julio.
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