El sábado 25 de febrero fue un día muy festivo. Mientras en Barranquilla se prendía el Carnaval, en el Hogar Infantil La Abejita se encendían las sonrisas y la diversión para 170 niños y niñas. “Salud Hable” fue la actividad de voluntariado que llegó a Membrillal desde muy temprano para regalarles una mañana de alegrías a estos pequeños. Mead Johnson Nutrition y el Fondo Unido de la Fundación Mamonal hicieron posible esta jornada.
Con recreación, títeres, canciones, dibujos y un rico y saludable desayuno, los niños aprendieron la importancia de comer frutas, verduras y alimentos sanos para una buena nutrición. Pero no solo ellos disfrutaron, sus padres también recibieron una charla y un desayuno saludable con el fin de que continúen desde sus casas regalándoles una alimentación saludable a sus pequeños.
Detrás de esta actividad hubo muchos corazones generosos que la hicieron posible, uno de ellos fue el de Juan Miguel Silva, gerente de Recursos Humanos de Mead Johnson, quien llegó desde Bogotá para compartir medio día de felicidad con los niños y niñas de Membrillal. A él lo satisface emocionalmente usar el tiempo, que podría dedicarle a su esposa y a su hijo, con estos niños. Esto lo reconforta, lo llena, lo cuestiona y lo reta a buscar más posibilidades que ofrecerle a ese Hogar al que, la empresa para la que labora, viene apoyando desde 2015.
“Cuando entré a este lugar sentí que aquí había algo, algo bonito, algo para ayudar y encontrar a su directora trabajando con tanto esfuerzo personal y profesional, me dio el entendimiento para decir que queríamos hacer cosas acá y eso es lo que hemos venido haciendo”. Mead Jonhson Nutrition apoya a La Abejita con alimentación, en jornadas como la recientemente realizada, con remodelación o adecuación y con recreación, convencidos de que estos y todos los niños y niñas merecen oportunidades de educación adecuadas.
Cuando Juan Miguel se regresa a Bogotá luego de estas actividades, se va con un profundo agradecimiento por haber trabajado en ellas, pero también con una frustración porque siente que siempre se pueden hacer muchas más cosas por las necesidades de los niños.
“Ver a un niño feliz con un regalo o con un dulce impacta mucho en mi alma. Vale la pena cualquier cosa que se haga, desde el mejoramiento de la infraestructura hasta el pequeño detalle del dulce que al niño le queda grabado en su corazón”.
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