Durante 2019 nuestra organización vivió un momento de trascendencia histórica, el nombre que por 44 años nos acompañó evolucionó a TRASO Colectivo de Transformación Social, un salto que pretende hablar más de lo que hacemos y soñamos a diario, que solo hablar de dónde venimos. Hoy abrazamos nuestra historia, orgullosos de ella y agradecidos con cada persona y organización que lo hicieron posible, pero reconociendo que nuestra sociedad demanda aún más esfuerzos e inclusión en el trabajo social y en muchos otros sectores.
Lo colectivo lo dejamos manifiesto, como esa necesidad de dejar en claro uno de los retos que como ciudad y organización que es parte de ella, aún tenemos que abordar con más resultados, entendiendo que las apuestas no se disminuyen entre más logos tengan, sino que se engrandecen en la medida que cada logo es capaz de poner a disposición sus capacidades, saberes y recursos a construir lo que el territorio necesita y no solo lo que a nosotros nos interesa aportar.
En esto, la historia de la organización con sus afiliados, socios y aliados da muchas muestras de lo exitoso que puede ser convocarnos, encontrarnos y proponer soluciones a los desafíos que socialmente aún tenemos por superar. Aunque todo no ha sido color de rosa, lo cierto es que los aprendizajes en este proceso, nos muestran que el camino no puede ser otro, las brechas de desigualdad en nuestro territorio son tan amplias, que creer que solos lo haremos es imposible; no es fácil ponernos de acuerdo, fijar la mirada en un solo objetivo, entregar nuestras capacidades sin desconfiar, pero el camino ya se ha recorrido y los frutos muestran que son más los beneficios que los riesgos.
En nuestro Informe la gran mayoría de las apuestas se salen de la lógica de patrocinadores y beneficiarios, entendiendo que nada es posible sin el compromiso de todos y aunque existe el aporte de uno, sin el de todos los socios no es posible su desarrollo. El dinero sin compromiso no es suficiente y el compromiso sin dinero tampoco será suficiente, por eso la valoración de todos los participantes de nuestras acciones hoy se salen del rótulo de beneficiarios, pues desde lo que cada uno puede contribuir, todos los aportes se constituyen en fuente valiosa de conocimiento, recursos, experiencia y apropiación que nos hacen posibles los impactos esperados.
La invitación es a seguir transitando la vía de lo colectivo, no creer que ya la tenemos toda recorrida; siempre exigiéndonos aún más en clave de trabajo colaborativo, valorando los saberes, experiencias e intereses legítimos de cada socio, aliado y potenciando los impactos al hacer parte de algo más grande, de lo que somos capaces haciéndolo bien solos.
En la historia se ha hablado de un milagro famoso de la multiplicación de los panes, casi siempre atribuido a un efecto casi de magia al generar abundancia, pero lo cierto si revisamos los textos, es que el gran milagro fue que alguien decidió desprenderse de lo que tenía y ponerlo a disposición para compartirlo con los demás, así empezó el gran milagro. Con respeto y sin religiosidad, la invitación es a ser iniciadores del gran milagro y que cada espacio de la ciudad, con los proyectos, iniciativas y propuestas, seamos capaces de compartir, generar confianza y animar la colaboración para construir un territorio prospero para todos.
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