La Cooperación Internacional es una modalidad de generación de recursos que cada vez se posiciona más dentro del universo de lo social, bajo el entendido de que todos los actores del ecosistema social podemos ser sujetos de cooperación y que es tan amplio su campo de acción, que hay espacio para todos en él.
Son muchos los mitos y paradigmas que giran en torno a la Cooperación Internacional. Uno de ellos, es que la Cooperación puede ser posible solo mediante la trasferencia de recursos económicos, de un país pobre a uno rico. En solo una frase, se agrupan tres percepciones falsas sobre la Cooperación, que se deben desvirtuar.
La primera, es que la Cooperación Internacional no solo es viable a través de la transferencia de recursos económicos. Cada vez toma más fuerza la cooperación técnica, que consiste en la transferencia de conocimientos, recurso humano, recursos tecnológicos, en especie, ayudas humanitarias, entre otros, que finalmente, se pueden monetizar calculando cuánto le cuesta al cooperante la inversión en un recurso de este tipo, por ejemplo, las horas hombre de un experto en cualquier tema que aportan a un proyecto.
Otro mito, la cooperación es un proceso vertical, que va de cooperante rico a cooperado subdesarrollado o en vía de desarrollo. Es cada vez más frecuente, por ejemplo, la cooperación sur-sur, en el que países en desarrollo cooperan entre ellos, ya sea a través del intercambio de experiencias exitosas, cooperación técnica, e incluso transferencia de recursos económicos. Por ejemplo, Argentina cooperó con Colombia para temas de reconciliación y reparación, en el marco del postconflicto; Brasil, líder en la producción de algodón coopera con países africanos para transferencia de conocimientos y buenas prácticas.
También se nos ha mostrado la Cooperación, como una instancia superior, un tema diplomático, de relaciones internacionales, que solo es posible entre países, o con intermediación de organismos multilaterales como Naciones Unidas y sus diferentes organizaciones. Pero la Cooperación es de todos, todos podemos cooperar o ser beneficiarios de cooperación.
En el ecosistema de la cooperación internacional caben también las organizaciones de la sociedad civil, las universidades, el sector privado, organizaciones religiosas, gobiernos locales, gremios, todo depende de las convocatorias a las que se quiera aplicar, por lo que el llamado es a ser minuciosos a la hora de revisar términos de referencia, porque allí está la clave de saber si aplicamos o no al recurso.
La Cooperación Internacional es una tendencia que suma muchos puntos en la gestión de nuestras organizaciones. Por lo que más allá de lo económico, se traduce en una fortaleza reputacional para cooperantes y cooperados. Recibir recursos internacionales para nuestros proyectos de sostenibilidad, da cuenta de una reputación confiable, de la transparencia de nuestra gestión y de la capacidad de administrar de forma correcta proyectos que le apuntan al cumplimiento de la agenda 2030, ya que la alineación de los proyectos con los Objetivos de Desarrollo Sostenible es un requisito irrefutable a la hora de aplicar a recursos de cooperación.
En ese sentido, la cooperación internacional nos obliga a estar conectados con el contexto mundial, de país y de ciudad. Si sabemos cómo y por dónde va el mundo, sabemos por dónde se mueven los recursos de cooperación. Las nuevas tendencias de la cooperación en Colombia son una muestra de ello. Antes de la firma de los acuerdos de paz y del ingreso de Colombia a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos –OCDE-, Colombia era por excelencia un país receptor de recursos de cooperación para superación de pobreza extrema y para el enfrentamiento de grupos armados. El Plan Colombia, acuerdo de cooperación entre los gobiernos de Colombia y Estados Unidos es una muestra de ello.
Con otros ojos empezó a mirar el mundo hacia Colombia, una vez firmados los Acuerdos de Paz, esto sumado a que Colombia ingresa a la OCDE como un país de renta medio alta, lo que viró el rol de Colombia como cooperado para pasar a ser cooperante, sobre todo, de cooperación técnica en temas en los que cien años de guerra nos convirtieron en expertos, porque del dolor también se aprende: Resolución de conflictos armados, derechos humanos, reconciliación y procesos de paz.
Igualmente, las líneas de intervención de cooperación que recibe Colombia se han redefinido hacia líneas como fortalecimiento institucional, atención y apoyo a procesos con reinsertados, víctimas del conflicto y migrantes, esto último por el proceso de alta recepción de migrantes y retornados provenientes de Venezuela; igualdad y género, medio ambiente y cambio climático y fortalecimiento institucional, en lo que la Unión Europea ha enfocado un rubro importante de su cooperación.
Así las cosas, las puertas de la Cooperación Internacional están abiertas para todos y es una gran oportunidad para hacer alianzas que redunden en transformaciones sociales de gran impacto en nuestro país. La Cooperación nos conecta con el mundo, no dudemos en aprovechar sus grandes oportunidades.
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